Se sentó sobre su brevedad. Era delgada y húmeda. Tendía a expandirse y al hacerlo tomar distintas figuras. Fue así como se transformó en un banco de madera que, cuando nadie lo usaba, crujía para arrullarse; luego en un extenso piso adoquinado, oscuro e irregular, a juzgar por las figuras que, como manchas de jirafa formaban losas caprichosas pegadas una a otra; enseguida se transformó en árbol y emergió rápidamente hasta alcanzar un altura increíble, la altura que tienen los sueños cuando han brotado del sigilo. Una vez que la brevedad se convirtió en un paisaje, el hombre pudo levantarse de ella. Fue ahí cuando sin saberlo, ni quererlo, comenzó a caminar sobre la eternidad.
La amable explosión esta
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La lenta, casi imperceptible marcha de todo continúa en sus revoluciones y
sus inescapables giros. No hay manera de saber cómo, pero es ineludible el
he...
Hace 3 años
2 comentarios:
Me fascinó. Pasa a ser otro de mis favoritos.
Abrazos.
G
susana san juan pasó por aquí, la seguí, la sigo, pero antes arrastro la neblina
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