miércoles, 12 de enero de 2011

Dimensiones.


De atrás para adelante supondría una ilación con tufo de continuidad. Lo cierto es que allá atrás no había un adelante. El hacia se desvió, decidió no llegar o bien no quiso transformarse en un hasta aquí. Con todo y eso hubo que hincarse ante la ingrata realidad bidimensional que urgía a contemplar el tiempo espacio como una cicatriz única, dotada de la legitimidad suficiente como para contemplarnos frente a ella, sumisos y frágiles. Desbordados de humanidad, instaron al hoy a desparramarse en otras direcciones: arriba, abajo, a un lado, al otro. Nunca pensaron que la inmovilidad les devolvía la paz, que la inacción los fijaba a la tierra como un pegamento magnífico, como una estación, la de lo intacto. Desdeñaron pues la negación. Se arrojaron a un sí, que después no. Bautizaron su elección como libertad mientras, en las entrañas mismas de tal ficción crecía la inercia. Humanizaron su desgracia. Lloraron.
Fueron yo. 

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