Nuestro dónde reposa bajo un pliegue tropical.
Remanso único que amuralla las avispas.
Cada flor se presenta muerta;
callan los flancos gélidos que nos enjaulan
y se abre
tibio y horizontal
un sedimento compartido.
La neutralidad termina en un rectángulo que estrecha el universo hasta atomizarnos.
Almohada y cabellera.
Herradura dual.
Un cisne extendido.
Alas quietas
Al llegar, el día se torna monosilábico.
Curva el dónde.
Descrea la geometría.
Es ahí cuando la memoria se vuelve franca resistencia.
Es ahí cuando reincidimos.
2 comentarios:
Lo sentí como los trazos de un dibujo que termina por pintar pedazos de vida, que siente el tiempo y lo usa como una reflexión de recuerdos y anhelos.
Tuve que leerlo varias veces porque me fascinó la forma en la que manejas las figuras, tan frescas, novedosas, desconcertantes.
Me gustó mucho.
Un abrazo.
Lita, qué bueno que te gustó. Yo también disfruté mucho trazándolo.
Abrazo.
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