viernes, 1 de octubre de 2010

Esquinas.

Suelo quedarme en una esquina y verlo todo doblado. El árbol es una esquina vertical. Un pie es una esquina sosteniendo una idea. La idea es una esquina desgastada. Una silla es una esquina incómoda. El tiempo es una esquina prolongada.
A su vez las esquinas me persiguen. Dan la vuelta tras mis pasos. Me jalan de la remera hasta hacerme perder la postura. Se apiñan en paisajes que deberían ser puramente lineales, libres de accidentes. Me hacen caer.
Tus esquinas se desdibujaron poco a poco. Primero, la esquina de tu palabra y su machuelo desmoronado. La esquina de tu boca esquivando la mía. La esquina de tu cuerpo cerrada por remodelación. La esquina de tu corazón, solitaria y en desuso.
Ahora, en esta esquina doy la vuelta.

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